El otro día alguien me dijo que en Costa Rica las personas (hombres y mujeres) para llamar la atención tenían que ser sobrados; es decir, aparentar que no les importan los demás, jugar de que son demasiado guapas/os y tratar mal a los demás ignorándolos, no dándoles importancia. Sinceramente, eso me parece una completa inmadurez.
Pero eso no es lo peor, lo peor del caso es que fui y le conté a un amigo y me dice: Ah si, obvio. Aquí si tu eres buena gente con alguien creen que les gustas, entonces te empiezan a tratar mal...tu tienes que cambiar, no puedes ser buena gente con todo el mundo, tienes que aprender a ser odiosa...mmm (¿¿¿¿es enserio????)
No me lo creo. No puede ser que la gente te trate mal solo por ser tu mismo y que muestren de ellos muy inconscientemente solo la pequeña parte que quieren que veas. Verán, yo soy venezolana, los venezolanos somos extrovertidos y si nos caes bien somos cheveres; sino, somos odiosos, pero hipócritas no somos. ¿Qué es eso de que si te cae bien alguien o te llama la atención los tienes que tratar mal? ¿En qué momento me devolví yo a la escuela y no me di cuenta?
Les doy todo este contexto solo para mostrarles como ésta sociedad que nosotros creamos no nos permite ser nosotros mismos. De un año para acá me he dado cuenta de que ahora somos lo que tenemos y lo que mostramos. Somos el carro, somos la ropa y somos los viajes. Somos el circulo social donde nos desenvolvemos y somos la universidad en la que estudiamos. Somos la apariencia y la máscara que queremos mostrar. Somos el equipo al que pertenecemos y somos las horas que entrenamos al día; o sea, somos todo menos lo que somos de verdad.
La gente es mucho más de lo que vemos, señores y solo vemos esa pequeña fracción de lo que nos quieren mostrar. Yo no se si seré la única, pero me molesta esa gente toda perfecta que por dentro puede sentirse destrozada y uno se da cuenta, pero le importa más mostrar una cara bonita, una ropa de marca y un carro que todavía no han terminado de pagar.
No me gusta la falsedad y al que siento que es falso se lo digo. Se lo repito a mis amigas todos los días; ¿Qué hablamos de las apariencias chicas?... porque en éste mundo aterrizado de veinteañeros puede que valgamos por lo que tenemos, pero dentro de 10 años vamos a valer por lo que somos; pero como nos preocupamos tanto tiempo por tener, se nos va a haber olvidado lo que realmente nos hace únicos e interesantes, diferentes y realmente importantes; no por nada existen las crisis de identidad ¿no?.
Tratar de ser perfectos solo nos agota y tratar de demostrar que somos algo que no existe nos va a acabar destruyendo. Hace una semana me dijeron que era una persona muy transparente y autentica, pero que eso era algo cultural. Cultural o no, es lo que soy. No me importa mostrar las cosas en las que soy buena ni tampoco en las que soy mala. Reconocer en lo que no soy bueno no me hace más débil, al contrario me hace mejorar lo que carezco.
Lamento decirles queridos amigos que tratar de mantener algo que no es ni real ni tangible, no se mantiene en el tiempo.
Parece que hay un miedo colectivo a decir lo que queremos, ser lo que somos y pensar como nos parece. Ese miedo colectivo que nos hace ser todos iguales, luchar por lograr una apariencia perfecta en todos los sentidos que termina creando una sociedad vacía, en la que todos somos amigos pero no nos conocemos, solo conocemos lo que tenemos.
Deja de buscar llenarte de cosas materiales que no te construyen solo para aparentar que eres bueno en todo, que tienes lo mejor de lo mejor y que eres perfecto
Detente, te estas agotando. Deja de cansarte, deja de buscarte en cosas, en círculos sociales, en relaciones y en amigos falsos. La paz y la estabilidad que estás buscando está en ti mismo y solo tu (bueno, y Dios para los que creemos) puede darte lo que estás buscando.
No alimentes una sociedad vacía y muestra lo que tu eres, lo que tienes para aportar; que es mucho más importante.
Y la próxima vez que alguien te caiga bien, deja de jugar de vivo y de importante, que vas a caer mejor cuando sonrías, mires a los ojos y seas tu mismo. ¿quién ve lo que eres realmente?
María Esther